lunes, 2 de julio de 2012

Nuestras reuniones semanales son un espacio sagrado que nos concedemos a nosotros mismos.



Nuestro querido amigo Manolo suele hablar poco. Le gusta escuchar y reflexionar sobre lo que nosotros hablamos,  para trasladar su interpretación en ese cuaderno que siempre le acompaña y que  tanto nos gusta ver cómo lo abre, cuando considera que el momento es adecuado para atender a su lectura. Nuestras reuniones semanales para meditar y comentar como nos ha ido la semana forman parte de nuestras experiencias conscienciales y en ellas lo que Manolo escribe, con intención de leer, nunca cae en saco roto.

Hace unos días, Manuel nos leyó el texto que  transcribo a continuación con su autorización, ahondando, precisamente, en el enfoque que deben tener esas reuniones.






"Las farsas de control son en muchas ocasiones faltas a los 4 acuerdos. Son, están presentes de forma innata en las relaciones humanas. Se desatan, despiertan a la mínima de cambio. Nos cogen desprevenidos, nos pillan dormidos. Como somos picajosos por naturaleza son reacciones automáticas a lo que dicen o nos dicen; que nosotros tomamos o asumimos o interiorizamos de forma reactiva y que en defensa de nosotros mismos, de nuestra forma de ser o vaya usted a saber, en defensa de que principios íntimos nuestros, pues eso fácilmente nos lo tomamos personalmente, 2º acuerdo; después hacemos suposiciones 3º acuerdo para contrarrestar los sentimientos provocados por la violación del 2º acuerdo.

Lo mas gordo es que todas estas reacciones están en nuestra caja de pandora o baúl de los disfraces con todas las farsas de control que nos están esperando para que nuestro piloto automático los vaya sacando uno tras otro cuantas veces nos pille dormidos.

La medicina una vez mas es la consciencia; si estas despierto los vas descubriendo antes que se desate una reacción visceral. Observa atentamente y con intención, trata de no picarte por nada ni por nadie. Intenta desmontar la farsa de control 1º en ti mismo, y luego en el interlocutor, en los demás. Esto solo si puedes y sabes; si no, espera a la próxima vez. Seguro que el destino, tu porvenir te lo propondrá como ejercicio nuevamente. Cuantas veces sean necesarias para que tú pruebes tu alquimia y puedas llegar a superarla. Tranquilidad, tranquilidad. Todo esta ahí para que te examines una y otra vez hasta que se produzca tu experiencia.

Sentadas estas bases, me he preguntado si debería recordar algunas normas de convivencia internas para nuestras reuniones de meditación en la sede:

Este entorno, en ese tiempo debe ser tratado tan respetuosamente como el hecho requiere, o como si de un convento se tratase.

Puntualidad máxima. 

No móviles.

Si debes marcharte antes de que acabe el acto, o el tiempo estipulado, hazlo en silencio, de forma particular, sin incitar abandonos colectivos, y sobre todo silencio, mucho silencio.

Una vez retirados los que así lo hayan decidido, el acto no termina automáticamente. Un espacio de silencio, en meditación, rueda de energía es lo que suele culminar el acto en si. Las despedidas, abrazos o ágape son después.

Procura atenerte a estas reglas; las he escrito con el convencimiento de que todos a su vez estamos convencidos de su reconocimiento.

Este espacio que nos concedemos a nosotros mismos es sagrado, sagrado pero vulnerable; es muy vulnerable. Concienciate; es por ti mismo. Tanto mas valdrá lo que aquí hagamos si lo hacemos convencidos. La Paz Interior se logra cuando individual y colectivamente la potenciamos con nuestra actitud, con nuestro dialogo interior. Se impecable contigo mismo y con los demás; no te tomes nada personalmente, oigas lo que oigas, te digan lo que te digan; no hagas suposiciones de ningún tipo, tu que sabes de nada ni de nadie; así pues no juzgues ni prejuzgues. Sábete  que recibes lo que proyecta, cuida lo que proyectas. Si fuéramos capaces de, al ir yendo a la sede, a nuestra sede, de ir entrando en Paz Interior, en sintonía con el acto y tiempo que vas/vamos a compartir;  las cosas se irían aquietando vas subiendo tu vibración, y el acto, tu, tu mismo vas encontrando esa sintonía que tu sabes por haberla experimentado antes. Busca, busca tú interior, tu alquimia; seguro que la encuentras si te pones en ello."

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